Y claro, cuando se me ocurriò mirarme en el espejo despues del desbarajuste del fin de semana (Trece cervezas, dos whiskys, un vodka negro, dos copas de vino blanco y una de tinto, tres shots de tekila, unos cuantos pisco sours, tres tamales, quince sanguchitos de asado con salsa tartara, una pasadita por el buffet criollo con aterrizada doble en el aji de gallina y con coronaciòn en repetipuà de arroz zambito mix con mazamorra de cochino), se me apareciò este tipo a decirme que era el espiritu de mi hìgado quien habìa fallecido mientras dormìa a increparme mi poca consideraciòn con èl y que volverìa a jalarme las patas desde la fecha hasta el fin de mis dìas. Claro que yo no le hice caso y me fui a comer unos chicharroncitos con una chela pa' cortarla. Y es que despertar en una playa de Africa con la resaca mas salvaje que te puedas imaginar es algo que me viene pasando cada cierto tiempo. Y no se como hago para llegar hasta allà pero lo realmente jodido es regresarse.
Que...es en serio!
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